Catedral de Linares, postal obligada |
El "Sal si Puedes", esperando clientes |
Independencia es
una calle concurrida. Por allí se ingresa a la ciudad y pasada la plaza está el
comercio. En este lugar, tempranamente comienzan a verse los primeros huasos con
sus chupallas veraniegas, de alas anchas y fino tejido de paja teatina, para protegerse del sol que cae con gran
intensidad sobre los transeúntes.
A la mejor oferta |
Mientras tanto el teatro municipal recibe
una millonaria ayuda gubernamental para su habilitación post terremoto, el Club
Social, otrora casa de acaudalados, languidece por falta de apoyo. Murallas en el
suelo y la puerta averiada, le indican un árido futuro.
A UN “CLICK” DE CONCEJAL
Siendo ésta una de las principales
arterias, no podía faltar a su vera el muestrario de un fotógrafo, antigua
profesión, que a pesar de la invasión de cámaras digitales, aún se niega a morir.
Sin embargo este fotógrafo es bastante sui
géneris. Una foto tamaño gigante indica que se trata del candidato a
Concejal por Colbún Mario Ávila Basoalto.
Bernardo Ávila, el "Leo", busca votos con premura |
Aunque las elecciones están todavía muy lejos “el crespo” o el “doble de Leo Rey”, dice tener el apoyo total de su partido el Radical para postular a un escaño municipal, por eso, tempranamente ha iniciado su campaña. Ha sido candidato dos veces, pero en ambas le fue mal, aunque está animoso de que este año dará el batatazo. Como buen candidato cree que el Alcalde no tiene iniciativa, que hay que elegir otro; se siente con ganas de trabajar por su pueblo. En su programa se encuentran proyectos de ayuda a la mujer temporera, a las madres solteras, a los adultos mayores, en fin, una serie de necesidades que podría resolver si sale elegido.
Le deseo suerte, el Leo comienza a atender su clientela y por un momento se olvida de
su candidatura, pero el afiche sigue ahí, campeando en su local callejero,
esperando que a fines de año esa misma foto pueda ingresar por la puerta ancha
a la sala del Concejo de su querido Colbún.
Camino hasta el término de la calle y allí enfrente me encuentro con la vieja estación ferroviaria, desmejorada, pocos pasajeros, el tren a Santiago arribará en unos minutos. Un guardia me dice que no se pueden sacar fotos al paso del tren. Le pregunto cual es el motivo. Órdenes de Santiago, dice, para salir del paso, porque en nuestro país cuando no se sabe una respuesta, siempre se alude a Santiago, porque nadie se opone a discutirá una disposición de Santiago; eso sí es de los viejos tiempos. Salgo al exterior y desde el paso nivel tomó varias vistas, entre ellas la estación con su viejo caballo de agua, sin uso, por no haber trenes a vapor, pero está allí como para simbolizar un pasado que ya no volverá.
REACCIONES SOBRE ESTE ARTÍCULO
A poco de haber publicado este artículo, un entrañable amigo me ha hecho llegar vía email algunos recuerdos de su ciudad natal, que por la calidez de sus conceptos comparto con ustedes:
Camino hasta el término de la calle y allí enfrente me encuentro con la vieja estación ferroviaria, desmejorada, pocos pasajeros, el tren a Santiago arribará en unos minutos. Un guardia me dice que no se pueden sacar fotos al paso del tren. Le pregunto cual es el motivo. Órdenes de Santiago, dice, para salir del paso, porque en nuestro país cuando no se sabe una respuesta, siempre se alude a Santiago, porque nadie se opone a discutirá una disposición de Santiago; eso sí es de los viejos tiempos. Salgo al exterior y desde el paso nivel tomó varias vistas, entre ellas la estación con su viejo caballo de agua, sin uso, por no haber trenes a vapor, pero está allí como para simbolizar un pasado que ya no volverá.
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A poco de haber publicado este artículo, un entrañable amigo me ha hecho llegar vía email algunos recuerdos de su ciudad natal, que por la calidez de sus conceptos comparto con ustedes:
Simpático su comentario sobre Linares mi ciudad natal, la que como todas ha sufrido los embates del paso de los años, tanto en lo cultural como en lo material.-
En calle Indepencia ya no existe "La Bota Verde", "La Bola de Oro", ni el "La Herradura" y las talabarterias practicamente han desaparecido.-
A la muerte de don "Cucho Cucho González", cerró su farmacia y con seguridad hoy en el cielo, junto a sus amigos, en las tardes siguen disfrutando de esos preparados que él hacía para mejorar todo tipo de dolencias, con los cuales brindaban en la trastienda de la farmacia antes de irse a comer al Club Radical.-
El "Tren Chico" a Colbún, de tanto cruzar el puente de "Los Apestados" se diluyó en el tiempo y de él ya no quedan rastros. Las viejas góndolas a Panimávida, a Los Rabones y a otros lugares aledaños ya no pasan por la avenida Brasil atestadas de gente y con su radiador humeando.-
La alta sociedad ya no se da cita en la estación en las tardes para ver la pasada del "Flecha del Sur" con destino a Santiago, o a depositar cartas en los buzones, asegurando prontitud de despacho.-
En cuanto a la estación misma, hoy languidece y los trenes de pasajeros solo se detienen escasos minutos. Ya no existen los trenes de carga y las maniobras de patio no se justifican. El "Tren Lastrero" fue retirado por inservible y la carbonera fue desmantelada al no tener justificación.-
De su andén desaparecieron las vendedoras de gallinas cocidas y de pan amasado y los puestos de las artesanas del Rari fueron retirados al no ser rentables dado lo corto que se detienen los trenes de pasajeros.-
Hoy nadie se acuerda del "Directo a Puerto Montt", del "Nocturno a Concepción", ni del "Tren de los Curados" y preguntar a que hora pasa "El Rápido" movería a risa.-
La tristemente célebre "Cruzada de la Muerte" bajo la línea del tren, camino al cementerio parroquial, cambió su fachada y con el retiro de las victorias frente a la estación, desapareció también el abrevadero de caballos.-
Si hasta las campanas de la catedral con su romántico y sentimental tañar, que eran un orgullo de la ciudad, fueron silenciadas. Me dicen que por no haber quien se interesara en hacerlas sonar. Hoy las reemplaza una especie de carillón electrónico que no nos recuerda el paso de las horas, ni nos invita a orar como lo incentivaban las antiguas.-
En fin, mis vivencias de una infancia lejana se quedaron olvidades en un ricón polvoriento camino al molino "El Almendro" y al puente del Ancoa.
Sergio Barriga Kreft
Sergio Barriga Kreft