viernes, 8 de enero de 2010

¡Curalaba!

Martes 5de enero de 2010


En Lumaco la UC de Temuco inaugura el segundo Ícono, de un total de cuatro que simbolizan diversos aspectos del devenir del pueblo Mapuche.  

La historia recuerda que luego del Combate de Curalaba, acontecido con las primeras luces del día 23 de diciembre de 1598, en las riberas del río Lumaco, acción que concluyó con la muerte del Gobernador Martín García Óñez de Loyola y una guardia de 50 soldados; los españoles abandonaron las tierras de Arauco y despoblaron todos los fuertes al sur de Bío-Bío.
Es que la derrota inflingida por las huestes de los épicos guerreros Pelantaru y el fiero Anganamón fue un revés inesperado para los representantes del mejor ejército del mundo por aquellos años. Un ejército que dominaba gran parte de América y que de pronto se veía sobrepasado por un pueblo armado precariamente, pero que en cambio sabía utilizar la astucia y la inteligencia como la mejor de las estrategias.

Estos fueron los hechos que se recordaron en Lumaco, en un día semi encapotado, donde un grupo de representantes de diversas comunidades mapuches tuvieron la oportunidad de participar de la inauguración de la estatua ecuestre que recordará a todos los ciudadanos que hubo un pueblo aguerrido y luchador que en siglos pasados sintió la necesidad de dignificar  su presencia en estas tierras donde radicaba desde tiempos seculares, por lo que se alzó contra el español que venía a colonizar sus territorios y a imponer nuevas ideas y costumbres.

La ceremonia tuvo lugar en una plazuela ubicada en la calle principal y se inició con una rogativa mapuche, en la que participaron cinco machis y miembros de diversas comunidades del sector.

 Por la Universidad Católica de  Temuco hablo el historiador José Manuel Zavala, quien se refirió a los hechos históricos que rodearon la Batalla o Desastre de Curalaba, como se le ha llamado indistintamente y al  proceso de investigación y construcción del monumento.
Luego hicieron uso de la palabra, entre otros,  el representante de CONADI Juan Ñanculef y el lonco Pedro Segundo Caniupan, quien se dirigió en mapudungún a los presentes, en un extenso discurso sobre los hechos vinculados a la Batalla de Curalaba.
 
En un momento de la ceremonia, el Alcalde  Manuel Painequeo, acompañado de las autoridades presentes descubrió el ícono, que quedó expuesto en la plazuela, para deleite del  público presente en la ceremonia.

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

Tal es la definición que sustenta el poeta peruano José Santos Chocano (1875-1934) en su conocido poema “Los caballos de los Conquistadores” y si bien los caballos eran realmente fuertes y ágiles, ello no quiere decir que fueran grandes y altos, lo cierto es que los caballos de esa época eran descendientes de las jacas traídas por los españoles, caballos de baja alzada y como tal, jinete y caballo del monumento, no exceden del tamaño real de un jinete en un caballo chileno.
En este caso, se ha simbolizado al cacique Pelantaru como el jinete que lanza en ristre avanza contra la hueste enemiga, en una noche veraniega llena de despliegue bélico y de trágicos resultados para los soldados del reino de España.  Allí sobre su caballo avanza, sin bridas y sin estribos, el cuerpo semidesnudo, la mirada penetrante, fiera y decidida, buscando el ocaso del enemigo, tal era la consigna de los guerreros mapuches. 

A Francisco Elgueta Jara, artesano y tallador de Cañete, correspondió llevar a feliz término la idea plasmada por los profesionales de la Escuela de Arte de la UC de Temuco, quienes le entregaron un bloque de madera de roble nativo, en el que el artista tallador, motosierra en mano dio vida al proyecto, el que luego fue pulido y afinado, dándole una bonita terminación.
El jinete, por su diseño especial, lo talló en madera de ciprés.
Reconoce que nunca había hecho una representación tan grande, por lo que desde el principio, este trabajo fue un desafío a su ingenio como tallador.

Luego de concluida la ceremonia, tuvimos oportunidad de dialogar con Mario Samaniego
Director de la Escuela de Artes de la UC  de Temuco y jefe del proyecto, quien recordó que si bien estos grupos escultóricos tienen poco de protocolares, tienen en sí, un sentido intrínseco, situación que los hace merecedores de un reconocimiento por parte del espectador. Agregó que observa con beneplácito como estas obras sencillas en su estructura, se abren camino con nuevos impulsos, generando una especie de energía, cual simiente básica, que tiene que ver con el objetivo estructurado en la Universidad cuando se lanzó la idea de instalar estos íconos.
Si bien es cierto, son pocos los aspectos que se han tocado en esta oportunidad, ellos básicamente acuden al rescate de la memoria histórica plasmada en cada representación.   
Consultado sobre su punto de vista como español, en este caso específico, agregó que durante todo el desarrollo del proyecto ha sido muy bien tratado, siempre se ha sentido bien acogido, lo que le da mucha satisfacción, ya que durante toda su vida académica se ha dedicado al tema de la interculturalidad, buscando siempre que todas las personas puedan tener una mejor convivencia dentro de su grupo social. Además esta situación genera un aprendizaje muy importante, por lo que la satisfacción de haber cumplido con la entrega de este segundo ícono, que es la mitad del proyecto total, lo deja muy contento.
Agregó que a fines de mes piensan inaugurar el tercer ícono en Negrete, en homenaje a los parlamentos realizados en los llanos, al otro lado del Bío-Bío.

Por su parte el historiador José Manuel Zavala manifestó la necesidad de una mayor difusión de lo que es la historia de este acontecimiento, ya que ello permitiría generar una mayor identidad por parte de los integrantes del pueblo mapuche y específicamente de este sector.


(Fotos: Tito Alarcón Pradena)