martes, 13 de marzo de 2012


Llegar hasta la avenida donde se ubica el viejo cinema pastenino, es volver muchos años al pasado. Todavía conserva su estructura de zinc artísticamente repujado, que seguramente no se compró en establecimientos nacionales. Una sala que en sus buenos tiempos fue el foyer del cine aún muestra en sus paredes muchas fotos de viejas películas y, por supuesto algunos cuadros de los spaghetti western de los años 60, que nos recuerda que uno de ellos fue famoso porque en escena morían más de mil personajes.
Y hablo de estos western que fueron tan populares, porque ellos eran fruto de la cinematografía italiana, como: “El bueno el malo y el feo”, “Ringo dispara primero”, “Por unos dólares más” y tantos otros que dieron brillo a la pantalla grande. Todas estas películas se exhibieron en su momento en este cine, con gran afluencia de público, que por esos años no tenía muchas entretenciones en este lugar, donde una imagen del oeste de cualquiera de estas cintas competía con las localidades pasteninas, como sus hermosos cerros aún poblados de árboles nativos, la vieja estación y su famoso “tren chico”, que ya se lo hubiese querido cualquier director de cine para haber hecho una escena de asalto al tren.
Eran otros tiempos, cuando Pastene todavía tenía ese halo romántico de lo desconocido para muchos connacionales, ese algo que se va muriendo con el ingreso de la televisión y con el desaparecimiento de muchos espectáculos como el mismo cine. Sin embargo en Pastene el cine no ha muerto. Ahí está su edificio soportando terremotos, vaivenes del ir y venir de gente que quiere ingresar a conocer esta maravilla de principios del siglo XX y este foyer, pequeño, coloquial, que incita a la conversación, que nos prepara para ver si todavía podemos inhalar esa magia que se respiraba en los sesenta cuando en este lugar, aparte de servir como cine, se presentaban los mejores show santiaguinos de paso por La Frontera, como se llamaba en aquellos años a nuestra Araucanía.
Finalmente, la puerta que da al paraíso se abre, y hela allí, la antigua sala, la misma que albergó a los primeros colonos que alcanzaron a conocerla -porque es de los años diez-. Seguramente ellos vinieron a este lugar a ver al famoso Chaplín o las cintas nacionales “El violín de Inés”, con el grandioso tony “Chalupa”, “Todo por la Patria”, la gran producción de Arturo Mario quien junto al camarógrafo Francisco Von Teuber con Pedro Sienna como primer actor y María Padín dieron vida a esta cinta que contó con dos mil hombres en escena o el “Húsar de la Muerte”, también con Pedro Sienna y actrices como Clara Werther y Dolores Anziani, nombres olvidados, pero que de tarde en tarde son recordados por la calidad de sus trabajos, que, claro en ese tiempo era más expresivo que vocal, ya que se trataba de cine mudo.
Y veo que poco o nada ha cambiado en casi cincuenta años, las mismas viejas butacas de madera, la luz central en el techo, el piso, las paredes, todo indica que una porción de pasado ha quedado anclado entre estas viejas murallas que a cada pastenino le deben traer un recuerdo especial. Alguien me comentaba que aquí también solían presentarse obras de teatro en que los jóvenes de la colonia eran los actores, recordaban que la primera vez que se usó un traspunte hubo que cortar una tabla del piso y adecuarla para estas presentaciones.

El cine hoy en dia
Es que en los pueblos chicos, apartados, pareciera ser que este tipo de construcciones patrimoniales, como se les llama hoy, han sido más cuidadas, más valorizadas en su esencia que en las grandes ciudades, donde el día a día es más intenso y donde una porción de terreno de esta naturaleza tiene un valor comercial que debe ser productivo para sus propietarios.
Rápidamente la luz se apaga y se nos exhibe un documental sobre la historia del pueblo. Allí están los colonos, mostrando sus desventuras de los primeros años, la forma en que los pasteninos han transitado por más de un siglo buscando siempre el modo de fortalecer el nombre de su pueblo, con altos y bajos, pero siempre conservando la raíz de sus ancestros, la misma que los incita a visitar hoy las instalaciones del que fuera el viejo “Teatro Cinema Ítalo Chileno” y más tarde “Cine Rex”, como últimamente parece se le ha denominado.
Terminado el documental abandonamos ese paraíso escondido en un lugar lejano de La Araucanía, esperando regresar algún día para volver a evocar viejos recuerdos, ojalá que el cine pueda mantenerse en el tiempo y no corra la suerte de otros locales de esta naturaleza que han sucumbido bajo el empuje de la picota.

lunes, 27 de febrero de 2012

BOMBEREE 2012 EN LAUTARO


Rumbo al lugar de instrucción


 26 de febrero de 2012

BOMBEREE REGIONAL EN LAUTARO

Entre los días 25 y 26 del actual, tuvo lugar en Lautaro el encuentro regional de brigadas y cadetes BOMBEREE 2012, organizado por el Cuerpo de Bomberos de Lautaro, el que logró reunir a más de ciento cincuenta jóvenes procedentes de diversos Cuerpos de la Región.
El día sábado se efectuó la recepción y ceremonia de apertura del encuentro, ocasión en que estuvo presente el Alcalde Renato Hauri, quien junto al Superintendente Mellado hicieron uso de la palabra y dieron la bienvenida a las delegaciones.

Capitán de la 2a Cía, coordinador del evento
Claudia Valenzuela y grupo de Pitrufquén
En la ocasión los nóveles aspirantes a bomberos tuvieron posibilidad de dialogar con cadetes voluntarios de otras compañías lo que indudablemente les aportará una mayor experiencia en el desarrollo de sus trabajos como cadetes, situación que los prepara en mejor forma para desempeñarse más tarde como bomberos voluntarios en nuestra región.
Curacautín, sacando la cara por Malleco

Durante el desarrollo de las distintas actividades, un selecto grupo de instructores les dio la posibilidad de aprender variadas técnicas de salvataje, forma de proceder ante los distintos tipos de incendios, conocimientos de las distintas herramientas que debe usar un bombero en el desempeño de su trabajo y una serie de otras aplicaciones vinculadas al área bomberil.
Sebastián Martínez
Los futuros bomberos, acudieron acompañados de oficiales de sus respectivas compañías, aunque en los lugares de trabajo fueron distribuidos por grupos entremezclados con jóvenes de las distintas compañías que estuvieron presentes. 

Sebastían Martínez, Director de la 3ª Compañía de Bomberos de Pitrufquén, quien acompaña a su delegación, la más numerosa, nos explica que hace varios años no se realizaba este encuentro de cadetes, el que por sus características está considerado como un jamboree bomberil; agrega que una reunión de esta naturaleza significa un gran costo logístico para el Cuerpo organizador, pero en esencia son encuentros bastante provechosos, ya que los instructores tratan de traspasar el máximo de sus conocimientos en cada una de sus áreas a quienes están ávidos de poder conseguir las destrezas y habilidades necesarias para desempeñarse en el futuro en sus respectivas compañías.
Instrucción de nudos y cuerdas
Por otra parte, en estos encuentros es donde los jóvenes comienzan a interesarse en las numerosas especialidades que hoy en día se pueden practicar en las compañías de Bomberos. En el caso personal, el Director Martínez efectuó cursos de Operador de Rescate en la Academia de Bomberos de Santiago, adquiriendo una serie de conocimientos que en desempeño de su labor ha traspasado a los miembros de su compañía y que además ha puesto en práctica en casos de accidentes a los que ha debido concurrir.

Consultado sobre las condiciones en que labora el Cuerpo de bomberos de Pitrufquén, nos señala que es una organización bastante dinámica, que cuenta con 7 Compañías, cuatro de las cuales cuentan con brigadas de Cadetes, lo que evidencia el entusiasmo de la juventud por participar en su institución.  

Osca Mellado Torres Superintendente
del Cuerpo Bomberos Lautaro
Por su parte el Superintendente del Cuerpo de bomberos de Lautaro Oscar Mellado Torres, encontró muy positiva esta reunión, ya que ello permitirá a los niños dominar todo el aspecto de la instrucción que se imparte en las compañías. Hoy en día para ser bombero hay que estudiar, recalca, y es por ello que nuestro Cuerpo Lautarino se encuentra en muy buen pie, ya que su gente es muy esforzada y dedica gran parte de su tiempo libre a nuestra actividad, que es una actividad de servicio, no remunerada, por lo que la comunidad siempre responde en casos de necesidades institucionales.

Agrega que están prontos a contar con las instalaciones necesarias para mantener una guardia nocturna de personal soltero, lo que en el fondo será una respuesta rápida y eficiente ante un caso de siniestro. En este momento se cuenta con dos cuarteles, pero se encuentra en estudio la construcción de uno para la Tercera Compañía, el que se ubicará en el sector norte de la ciudad.

El día domingo por la tarde se efectuaron las competencias por compañías, las que eran muy esperadas por los jóvenes, ya que en ellas cada uno pone el mejor empeño por representar a sus compañeros.
Al respecto Claudia Valenzuela, integrante de uno de los equipos ganadores, encontró bastante positivo este Bomberee lautarino, ya que pudo representar a sus compañeros y el hecho de haber compartido con cadetes de otras compañías de la Región, le dio un mayor atractivo al encuentro. Recuerda que antes habían efectuado este tipo de reuniones pero en forma teórica, por lo que llevar a la práctica los conocimientos adquiridos en un año le deja bastante satisfecha.

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Cadetes en Instrucción
El carro "M" de la 7a Cía. Temuco


  

domingo, 26 de febrero de 2012

La Exposición más larga de Chile



Exposición pictórica invadió el centro de Temuco
Foto: George Aguilera Ananías
Bajo los auspicios de la Dirección Regional de Cultura, la mesa de artes visuales de La Araucanía programó la exposición de pintura más larga de Chile. Con gran afluencia de público, la muestra que abarcó tres cuadras, incluyó a una interesante gama de pintores, quienes tuvieron oportunidad de departir con los transeúntes que en gran cantidad circulaban por calle Arturo Prat, entre Portales y Varas.
Pintoresco, atractivo, interesante, eran algunas de las expresiones que se escuchaban en el obligado paseo temuquense, refiriéndose a ese conjunto de telas que estaban ahí, al paso, a la altura de la vista, donde una gran gama de paisajes, naturalezas muertas y algunas de estilo naif, daban un toque diferente y atractivo a un día soleado que permitió mantener en la calle a más de 160 obras pictóricas entre las 11 y las 17 horas.
Nombrar a alguno de ellos sería desconocer el sacrificio de la presencia en el lugar de cada uno de los pintores de todas las edades; algunos de mayor o menor jerarquía dentro de su ámbito, pero sí debemos dejar testimonio de que la muestra fue todo un éxito de público, el que supo valorizar esta presentación diferente, agradable a la vista y que acercó por algunas horas una parte de nuestra cultura a turistas y público en general.

La Cogo, Singularidades de una Góndola local


En Angol le llamaban la cogo, por no decir: “la cogotera”, porque citarla por el sobrenombre completo era muy denigrante, por eso el apócope; pero aunque se diga lo contrario, los angolinos apreciaban y querían como propio ese armatoste conformado por fierros, vidrios y ruedas que a diario recorría las calles de la ciudad y a la que los más conservadores conocían también como la góndola del pueblo.
E
Fotos: http://www.facebook.com/groups/historiadeangol
Lo cierto es que la cogo tenía su personalidad, habiendo logrado penetrar con su presencia, el sutil sentido de la identidad en cada uno de sus habitantes. A pesar de eso muchos la miraban con indiferencia, otros jamás la tomaban, porque ir de Rancagua o Colima al centro quedaba cerquita, pues en aquellos años de los 50 a los 70, era un sacrilegio gastar dinero en locomoción local.
¿Porqué le pusieron La Cogotera?, muchos creen que era porque pasaba por los barrios populares de la ciudad, pero en realidad el nombre nació de su singular aspecto de góndola santiaguina venida a menos, quizás el viaje desde la capital a La Frontera convirtió en gris los vivos colores que la vieron correr de Providencia a San Pablo o de Las Condes a Las Rejas y ese color gris de sus latas a punto de enmohecer, con asientos desvencijados y ventanales estrechos la hizo única en su género, porque no había otra que pudiera recorrer las calles angolinas entre la fina lluvia invernal y el calor sofocante del verano; ninguna podía llevar tantos pasajeros cuando funcionaba la SAMA o había partidos importantes, porque en casos como esos, los angolinos se acordaban de su presencia e irrumpían en desbande en su interior.
Y qué decir del chofer, un tipo alto, de rostro nervudo, pelo liso, lustroso, peinado a la gomina, de un color indefinible, tal vez como el de La Cogo; de bigote grande, casi a la mexicana, pero sin puntas, solía usar unas chaquetas amplias, largas, cruzadas, sin abotonar, lo que le daba el aspecto de un digno representante de la mejor película de Frankestein. Su tranquilidad al volante era proverbial; conversaba poco y el acelerador nunca fue su amigo. Sentado en su butaca era el rey, allí mandaba como un gran señor y aunque alguien lo pidiera, nunca aceleró el ritmo de la máquina más de lo necesario. Hoy en día muchos turistas dirían que ese hubiera sido un muy buen tour por la ciudad.
La Cogo nunca dejaba de circular, aunque su andar era lento y vacilante, subía sin problemas hasta lo alto de la calle Colima, allá donde terminaba el pueblo, por la calle Lientur, donde campeaban las carretas chanchas con sus overos colorados, estacionadas frente al restaurant Nahuelbuta y donde so pretexto de revisar la carga, los carreteros aprovechaban de echarse unos tragos al gaznate para sacar el polvo del camino; era su parada obligada antes de bajar por el barrio El Cañón, voceando su mercancía, generalmente de leña o carbón.
Allí también tenía el término de su recorrido la susodicha y entre el rumiar de los novillos y los gritos de los cerrucos, el chofer lograba girar su máquina para dejarla mirando hacia el bajo y allí la echaba a correr despacito para no perder la costumbre.
El viaje de regreso hacia el centro y sur de la ciudad tenía otros atractivos, casi culturales. A su vera se encontraba con el Liceo de hombres, al otro lado del puente con la Escuela Normal y pasados Los Rieles se desviaba por Chacabuco hasta Soto Salas, retornando luego  por Rancagua, para tomar la pista hasta el Vergel, en cuyas puertas tenía el final de su recorrido. Generalmente los viajantes estaban constituidos por parejas que iban a pololear al parque y que luego iban a cultivarse un poco al Museo. Allí don Dillman en persona solía atender a los visitantes, explicándoles su controvertido descubrimiento de las urnas funerarias del pueblo Fokqueche, el porqué de la madera petrificada y el misterio de las piedras horadadas. De paso ofrecía algunos de sus folletos a un bajo precio, los mismos que hoy son buscados por la calidad de sus investigaciones.
La Cogo en un paseo familiar al Rio La Arcadia
¿Qué le pasó a la Cogo? ¿Por qué no se vio más por las calles angolinas? preguntas no tan difíciles de responder. A la verdadera Cogo, se la tragó el progreso, ese prurito exagerado de terminar con las cosas viejas, el crecimiento de la ciudad, la revisión técnica, el mejoramiento del parque vehicular, el cambio del sistema de vida de los angolinos y un sinfín de otras respuestas, todas ellas plenamente respaldadas, sirven para poner término a estas dos interrogantes.
Lo cierto es que la Cogo, ya no volverá jamás pero su nombre y su estampa se ubicarán siempre en las retinas y el pensamiento de quienes tuvimos el privilegio de verla rodar por las viejas calles angolinas, de viajar en sus corroídos asientos y de habernos dado la alegría de llevarnos en alguna oportunidad hasta el populoso barrio El Cañón, o hasta las puertas del hermoso fundo El Vergel.

Historia del Molino «San Pablo» de Curacautín


ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El molino de primera categoría «San Pablo» —hoy molino «Pablo Ruedi»—, en Curacautín, tiene su origen en la sociedad formada en Valparaíso, el 28 de Julio de 1896, por los señores José Nixon y Juan Fowler, sociedad comercial en comandita simple estipulada mediante escritura pública con el fin de establecer y explotar un molino de harina en el pueblo de Curacautín, Departamento de Mariluán. El giro de la sociedad era el correspondiente al rubro de molinería. También trabajarían madera, compra de frutos del país, etc. De los dos socios que forman la sociedad el señor Fowler era socio comanditario y pasivo, siendo el señor Nixon el socio activo y gestor. La razón o firma social es José Nixon y Compañía y sólo la podía usar José Nixon.
El señor Nixon aporta a la sociedad el dominio de una media manzana de terrenos que posee o se obliga a adquirir en Curacautín para instalar en ellos el molino y las dependencias, una turbina, un par de piedras para moler que existen ya depositadas en el mismo pueblo, el uso de las aguas necesarias del canal de su propiedad situado en Curacautín, garantizando que dichas aguas serán en todo tiempo suficiente para impulsar las máquinas y permitir el correcto funcionamiento del molino; aporta asimismo su industria y servicios personales. Nixon realiza todos estos aportes ya que en 1894 había comprado a don Arturo Nogueira el canal sacado del río Negro, los siete sitios cerrados que poseía dicho señor en Curacautín, una turbina con accesorios, piedra de molino y maderas.
El 18 de Abril de 1899 se disolvió la sociedad José Nixon y Compañía y quedó Juan Fowler como único propietario. Ese mismo año, el 29 de Mayo, en Valparaíso se formó mediante escritura pública la sociedad comercial llamada Ruedi y Compañía cuyos socios eran Juan Fowler y Cristian Ruedi, éste último es el socio gestor y activo. El socio comanditario aportó el usufructo del establecimiento y las existencias de créditos del molino y el socio gestor aportó $5.000 en dinero efectivo, la industria y servicios personales.
El 20 de Octubre de 1904 don Pablo Ruedi le otorga un poder amplio en Victoria a su hermano Cristián para la formación de una nueva sociedad. Por ello el 14 de Noviembre de 1904 se disolvió la anterior y se formó una nueva sociedad que agregó a Pablo Ruedi junto a Juan Fowler y Cristian Ruedi, siendo sólo los hermanos Ruedi los socios gestores. Se continúa llamando Ruedi y Compañía. Juan Fowler aportó el dominio del establecimiento con los sitios número 1, 2, 3, 5, 6, 7 y 8 con todo lo edificado y plantado más las maquinarias del establecimiento y el fundo río Blanco.
La sociedad Ruedi y Compañía se liquidó el 02 de Noviembre de 1906. Los señores Ruedi adquieren las dependencias y canal al señor Fowler. En 1921 se terminó de cancelar la deuda a Fowler.
En Victoria el 03 de Diciembre de 1906 don Cristián y Pablo Ruedi expusieron formar una sociedad comercial y colectiva que giraría en Curacautín en los siguientes negocios: explotación de la hacienda y molino Curacautín, elaboración de madera, compra y venta de mercaderías y frutos del país y del extranjero, cualquier otro ramo que entre ambos acuerden exceptuando las especulaciones riesgosas las cuales quedaron absolutamente excluidas de la esfera de los negocios sociales. La razón o firma social será Ruedi Hermanos que podrán usar indistintamente ambos socios como encargados de la administración de la sociedad. El domicilio era en Curacautín.
Las propiedades de esta sociedad eran los sitios 1, 2, 3, 5, 6, 7 y 8 de la manzana 44 con todo lo indicado y plantado, incluso las maquinarias del establecimiento, canal, derechos de agua, etc., el fundo río Blanco formado por diversas hijuelas, pero también eran de la sociedad las cuentas e hipotecas por cobrar de la primera sociedad Ruedi y Compañía , la cual se había disuelto.
El 21 de Enero de 1913 se disolvió Ruedi Hnos. Los socios retiran parte del capital y se mantiene un capital común con una nueva sociedad.
En 1916 Pablo Ruedi le compró sus derechos de la sociedad a Cristian Ruedi, pero legalmente dicha sociedad se disolvió en 1921 y continuó con el giro el señor Pablo Ruedi Branger.
Hasta el año 1925 el molino cuenta sólo con tres pisos, pero luego construyeron 2 pisos más. Esta nueva construcción quedó lista en 1927 incluida maquinaria y turbina nueva.
En 1966, con el fallecimiento de Pablo Ruedi, pasó el molino a la sucesión de Pablo Ruedi cediendo sus derechos la señora Elena Ruedi a su hermana Cristina. Esta última formó una sociedad con su hija Paz Henríquez y lo trabajó hasta el año 2000. Después lo vendió a su actual propietaria, señora María Elena Sola Ruedi, quien lo arrendó a don Emilio Saavedra por un periodo de 10 años.
En el año 2010 se realizan las gestiones para registrarlo como Museo Pablo Ruedi Branger albergando en él al Archivo de Historia de Curacautín (información documental y fotográfica). En esta gestión hay 4 personas involucradas: María Elena Sola Ruedi en su calidad de propietaria del edificio, Pablo Sola Ruedi y Patricia Mora en su calidad de historiadores y propietarios del material histórico documental de la comuna y don Héctor Mariano Alarcón Carrasco , escritor e investigador de historia nacional y local.
El organigrama administrativo es el siguiente:
Propietaria:
María Elena Sola Ruedi
Equipo que dirige todas las actividades del museo:
Patricia Mora (Directora)
Héctor Alarcón (historiador)
Equipo de Apoyo
Pablo Sola Ruedi
El objetivo de este museo es “ la conservación del patrimonio documental y arquitectónico de Curacautín a través del Archivo de Historia Local y el Molino San Pablo y del patrimonio industrial que contemplan sus maquinarias.
Quienes trabajan actualmente en este proyecto cultural son personas dedicadas a la historia local y voluntarias en los temas.

jueves, 9 de febrero de 2012

CAPITAN PASTENE, CAPITAL DE LAS PASTAS EN LA ARAUCANIA



  Héctor Alarcón Carrasco


Don Primo, Rey del Proscciuto
La Trattoría
Definitivo: Quién no conoce Capitán Pastene, no conoce La Araucanía.



Ese pareciera ser el lema que cada semana lleva a una gran cantidad de turistas a nutrirse de las buenas pastas que preparan los descendientes de colonos de este pueblo tan apartado de la carretera central. Un camino difícil, aunque asfaltado, lleva a los viajantes desde Traiguén o Los Sauces hasta Lumaco. Luego, unos pocos kilómetros más adelante se encuentra este pueblo donde flamean airosas las dos tricolores: la italiana con su verde blanco y rojo y la nuestra, la tricolor de la enseña solitaria.

En sus calles se unen nombres de la más pura esencia italiana como Roma y Garibaldi, entrelazadas con las de Pedro Montt, primer Presidente que visitó tempranamente el poblado y la de otros personajes importantes de nuestra vida nacional. Un ruido de máquinas y movimiento de tierras, indican que el pueblo está adquiriendo mayor personalidad. La pavimentación de sus calles se está convirtiendo en una realidad, lo que dará un mejor aspecto a las huellas más que centenarias de algunas de sus vías apartadas del centro.

Los restaurantes de pastas no suman más de cuatro, pero indudablemente la “Trattoría de don Primo” es la que reúne mayor cantidad de comensales. Primo Cortessi fue el iniciador de esta idea de instalar un restaurante al más puro estilo italiano. Aquello aconteció para el centenario del poblado (2004), y como el mismo señala “no pensé que después de esa festividad el restaurante iba a continuar con la cantidad de público que hasta hoy concurre a nuestro local”.

Miles de Jamones
 Como buen descendiente de italianos, Don Primo tiene el don de la palabra y vaya que se expresa. Conoce al dedillo la historia de los primeros inmigrantes y la adorna con singulares expresiones en las que señala con hechos, dichos y gestos cómo los colonos superaron la dureza de la vida que vinieron a encontrar en este rincón de La Araucanía.

A su local han llegado Presidentes, Embajadores, ambientalistas, y una heterogénea cantidad de visitantes, tanto chilenos como extranjeros, quienes no dudan en declararlo el Rey del “Prosciutto fatto in casa” (jamón hecho en casa). Es que al salto de la calle está la bodega de su fábrica de proscciuto, un jamón especial, dice, trabajado en forma artesanal, con cerdos engordados con grano, nada de harinas de pescado ni otros elementos, que resultarían tóxicos para la buena madurez del jamón.

La sala de maduración alberga unos cinco mil jamones en distintas etapas, desde uno a cuatro años y permanece abierta todo el día, nadie cuida la entrada, la puerta está abierta, cualquier persona puede ingresar, para conocer in situ las distintas etapas por las que pasa el jamón. A un lado están los grandes cajones en que se realiza el salado antes de colocarlo a madurar. Dice que desde Italia trajo una receta infalible sobre las cantidades de sal, aunque él está tratando de rebajar el tiempo del jamón dentro de los saladeros para evitar problemas de salud.

Respecto del corte para su consumo, dice que cada torreja debe ser muy delgada, tanto que al tomarla entre dos dedos, la tajada, debe vibrar, debe flamear, al igual que la enseña de nuestros nonos cuando se mece al viento, señala.
Ahumadero
En su Trattoría se preparan una gran cantidad de platos y en el proceso trabajan no sólo los cocineros sino que muchos proveedores, encargados de confeccionar las especiales pastas que a la hora de almuerzo son la delicia de los comensales.

Don Primo es un personaje ocupado, otros negocios reclaman su presencia, al frente de su local queda su esposa, los comensales, aunque es día lunes, ya están copando las mesas y aunque el local es muy sencillo, una cava, fotografías de colonos y algunos personajes especiales, dan un toque familiar a su trattoría.

Ah, olvidaba decirles. Don Primo es un fervoroso adepto de San Genaro y para fidelidades e infidelidades tiene una receta especial. No obstante, para conocerla hay que hablar con él y vaya que es singular. 

Mabel Flores, emprendedora
Por las calles casi desiertas se ven algunos turistas, tomamos rumbo hacia el almacén Rosati, una casa que ha sido restaurada casi al detalle, tal cómo funcionaba en la segunda década del siglo XX . La familia Rosati fue la propietaria de este almacén y el molino, que hasta el día de hoy funciona como molino maquilero. A este lugar acuden los campesinos a moler su trigo para tener harina durante todo el año. Cuatro mil pesos vale la molienda de cien kilos de trigo y la harina se entrega sin aditivos (al contrario de lo que hacen los molinos más grandes), por lo que muchos prefieren moler en este lugar, tal como lo han hecho generaciones desde su instalación en 1916.

El almacén es una suerte de museo, en el que se vende jamón, en su presentación original o envasado y algunas mermeladas producidas en casa. Destacan en el lugar un par de instrumentos de viento que pertenecieron a la Banda del Fascio de los años 20, 30 y una réplica bastante lejana del recordado “Tren Chico”, que corrió entre Saboya y Pastene desde 1913 a 1980 y  el que muchos pasteninos sueñan recuperar para instalarlo en la plaza del pueblo.

La futura cafetería 
 Hay bastante movimiento en el almacén. Mabel Flores, su propietaria nos cuenta con mucho orgullo que al día siguiente inaugura una cafetería ubicada entre el almacén y el molino, lo que fue una antigua bodega y que hoy ha sido completamente refaccionada. Allí se podrá degustar la rica galletería italiana y algunas delicatessen cuyas recetas están desempolvando para que los parroquianos puedan conocer lo mejor de la pastelería traída desde su país por lo antiguos colonos del lugar.

La vieja casa de la familia Rosati, ubicada frente al almacén, también ha sido remodelada completamente y se haya convertida en el hotel “Pietra Santa”, que cuenta con restaurant, piscina y diez piezas para alojamiento.

Almacén y Molino Rosati

Es así como Capitán Pastene está buscando una salida a la falta de oportunidades. Personajes emprendedores buscan encontrar en el turismo una oportunidad de trabajo preservando sus raíces italianas y dando un nuevo empuje a este pueblo que también sueña con ser Comuna, algo todavía lejano, pero que con esfuerzo y paciencia esperan conseguir para acercar cada día más este alejado poblado a las primeras líneas del turismo regional.

 
  
                      
El viejo almacén Rosati
Pergamino molinero