domingo, 15 de noviembre de 2009

ESPÍAS




            Nuevamente un caso de espías enturbia las relaciones entre Perú y Chile. Lo cierto es que no es la primera vez que esto sucede. Ha sucedido, acontece y seguirá siendo motivo de distensiones, por los alcances de carácter militar que conlleva nuestra situación de países limítrofes y de haberse enfrentado en una guerra hace ya mucho más de un siglo.
Según noticias de la prensa peruana, se dice que las autoridades militares tendrían detenido y confeso al suboficial de la Fuerza Aérea del Perú Víctor Ariza Mendoza, a quien se responsabiliza de efectuar espionaje en beneficio de nuestro país.
            Pero la verdad es que no quiero hablar expresamente de este bullado caso, que dentro de los próximos días, seguramente ocupará las portadas de los principales medios de comunicación.
Sólo quiero referirme a las generalidades de los espías, señores desconocidos, que todo lo investigan y por supuesto –generalmente- en un país ajeno y a veces, como en este caso, en el propio para vender antecedentes a algún país interesado en adquirir información que él no posee.
            Generalmente el espía es un agregado a la Embajada. Funcionario “de rango menor”, se les denomina. En oportunidades son integrantes de misiones comerciales, miembros de tripulaciones marítimas, aéreas o simples estudiosos de la cultura de un país determinado.
            Al espía se le cataloga como un tipo frío, callado, reservado, acucioso, tenebroso, vistiendo siempre sombrero calado al ojo e impermeable largo, en cuyo interior se pueden encontrar los más disímiles artilugios; desde un arma hasta el más selecto juego de ganzúas que permitirán abrir hasta la puerta del cementerio, por decir lo menos.
Nada más alejado de la realidad. El espía moderno no carga armas, no es callado ni usa impermeable oscuro; al contrario, el espía moderno viste un terno igual al de cualquier oficinista, llevará un portafolios con papeles insignificantes y de su hombro podrá colgar, a veces, una máquina fotográfica que nunca usará en aquellos lugares donde un letrero a prueba de espías dice “No tomar fotografías”, total para eso están los satélites espías, más callados y silenciosos que el hombre dedicado a estas labores. Tendrá eso sí una buena disposición para conversar lo estrictamente necesario y tal vez, hacer alguna broma simpática. Debe poseer una buena memoria  y si sabe leer los labios a la distancia será un espía completo.
CANARIS
Aunque usted no lo crea, por Chile han circulado muchos espías. Y de nota. Algunos de ellos han pasado desapercibidos. De otros se han conocido sus andanzas muchos años después, cuando ya el hecho había perdido notoriedad, aunque sus ribetes fueran dignos de figurar en la “petit historie”.
Algo así sucedió con el  teniente alemán Wilhelm Canaris, quien ya en 1907 recorría América del Sur a bordo del Bremen, barco de guerra en crucero de instrucción y luego con motivo de la Primera guerra Mundial, embarcado como ayudante del Capitán del Dresden,  hundido en Más a Tierra. Canaris fue internado con sus compañeros en la Isla Quiriquina, de la que escapó tiempo más tarde, llegando luego a Europa con un pasaporte chileno falso. En Alemania una brillante carrera lo llevó a ser jefe del departamento de contraespionaje del ejército alemán. Carrera que terminó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Hitler lo mandó a ejecutar por haber participado en una conspiración en su contra.
Existen informes de la inteligencia norteamericana que aseguran que durante la Segunda Guerra, nuestro país  se vio invadido por agentes japoneses, alemanes y norteamericanos. Además se detuvo a una cantidad de personas que mantenían comunicaciones con la inteligencia alemana mediante una emisora de radio clandestina ubicada en Quilpue, la que en su época fuera conocida como “PYL “.
CICERON
Otros espías han tenido mejor suerte ¿o peor? Elyesa Bazna, más conocido en el mundo del espionaje como “Cicerón”, quien actuando como ayuda de cámara del embajador inglés en Turquía en plena Segunda Guerra,  tuvo una actuación preponderante en el mundo del espionaje.
Su singular labor le permitía asistir directamente al embajador como hombre de plena confianza y practicar su hobby favorito: la fotografía. Aprovechando que su amo consumía fuertes somníferos para dormir y acostumbraba a tomar largos baños de tina, el aficionado a espía comenzó a fotografiar todos los documentos que el embajador llevaba en su valija oficial.
La importancia de los documentos microfilmados era tal, que cuando Cicerón logró venderlos a los alemanes, éstos sencillamente no le creyeron, pensando que se trataba de una trampa de los ingleses. Resumiendo: le pagaron con dinero falso y Alemania se perdió la única posibilidad cierta de haber cambiado el curso de la historia de la Segunda Guerra Mundial.
DREYFUS
Las guerras mundiales dieron curso a innumerables actos de espionaje en los cuales la astucia para vencer la censura originó la creación de sofisticados sistemas con el fin de engañar los controles a que se sometía la correspondencia.
Así surgió el uso de las tintas simpáticas para la escritura invisible, el envío de cartas comerciales con vocabulario convenido de antemano, las transmisiones radiales cifradas, los micropuntos, conocidos como “las motitas”, sistema por el cual se enviaban fotografías reducidas unas doscientas veces y que se adherían en las cartas simulando un punto de la escritura a máquina.
Hubo espías que cobraron fama y fortuna, algunos, claro está. Otros sólo consiguieron una fama efímera que los llevó a enfrentar el pelotón de fusilamiento, como es el caso de la famosa Mata-Hari, exótica bailarina que fue ejecutada en París, acusada de espiar a favor de los alemanes.
Pero uno de los más bullados casos de espionaje aconteció en Francia cuando en 1894 el Capitán Alfred Dreyfus, fue acusado de entregar información a un agente extranjero sobre los secretos del manual de tiro de campaña. Luego de haber sido degradado y deportado, al cabo de algunos años de proceso que conmocionaron a Francia, se logró probar que Dreyfus jamás había realizado tal acto y al contrario, su acusador era  quien había efectuado el espionaje. Intervino en el proceso el escritor Emilio Zola, quien defendió a Dreyfus con su célebre Yo Acuso, maciza pieza de oratoria que en su tiempo fue publicada en los más grandes periódicos del mundo.
ECHELON
Cuando la ciencia ha dado un salto importante con la creación y difusión de Internet a nivel mundial, uniendo a millones de cibernautas ansiosos de utilizar sus beneficios también han surgido los medios para conocer la información de correos, Chat y conversaciones telefónicas.
Aduciendo normas de seguridad, EE.UU. mantiene activa la Red de Espionaje más grande del mundo, conocida como ECHELON. Sus detractores afirman que puede procesar automáticamente (mediante el uso de computadores con programas especiales), más de tres millones de correos por minuto, datos que llegan a la NATIONAL SEGURITY AGENCY (NSA), donde es clasificada, decodificada y transferida a los niveles correspondientes cuando se descubre información de importancia. Para su desempeño la Agencia cuenta con alrededor de cuarenta mi l personas, que trabajan en las diversas áreas y países desde los cuales fluye la información, siendo apoyada, además, por unos 120 satélites espías, que entregan una visión del planeta en tiempo real.
EL ESPIA COMÚN
Hoy en  día pareciera ser que el espionaje de Estado ha pasado a segundo plano. Sin embargo, ha surgido un espía más penetrante, de ojo más avizor, sin ningún tipo de armas, pero con bastantes conocimientos de informática. Es el espía computacional, el hombre que es capaz de copiar una base de datos en segundos, sin dejar rastros y venderla por una cantidad considerable a una empresa de la competencia.
Y qué decir del espionaje industrial, en pequeña y a gran escala. Es cosa de observar en grandes ferias a los más diversos tipos de extranjeros y connacionales fotografiando cuanta máquina se coloca frente al lente, con el único fin de copiar determinados productos y su tecnología.
Pero pareciera ser que el espionaje no sólo se aplica a los estados y sus agentes. Basta saber que los buscadores de Internet como Google, y Yahoo, sólo por nombrar algunos, sirven para un espionaje más casero, más hogareño, pero igualmente perjudicial para el autor, el músico, el fotógrafo, el escritor, el periodista y podría seguir nombrando a miles que se ven afectado por el espionaje cibernético, que no sólo es observado o escuchado a través de la pantalla, sino que es virtualmente escamoteado por miles de navegantes ansiosos de obtener en forma gratis todo lo que le es necesario.
Finalmente. ¿Sólo otros nos espían? O también nosotros ¿Somos Espías?
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Bibliografía:
-         Baton, Paul y otros, Los grandes enigmas de la Guerra Secreta, Ed.Mateu-cromo,Madrid, 1970
-         Petit,Pastor, Historia del Espionaje, Ed. Delos, Barcelona 1967.
-         Greene, Graham, El libro de cabecera del espía, Ed. Sur, Bs. Aires. 1969.
-         Seth, Ronald, servidores Secretos, Imp. Saturno, Barcelona, 1960
-         El Mundo de la Historia, serie Grandes Espías,Ed. Lord Cochranes, Santiago.
-         Archivos Secretos del FBI sobre Chile, 7 fascículos Revista “Que Pasa”.Santiago,
-         Echelón es una red de espionaje mundial, Camilo Taufic, Diario Metro, 26 enero 2000.